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El fetichismo de la mercancía (en alemán: Warenfetischismus)[1][2] es un concepto creado por Karl Marx en su obra El Capital (1867) que describe la percepción de ciertas relaciones (especialmente la producción y el intercambio) no como relaciones entre personas, sino como relaciones sociales entre cosas (el dinero y las mercancías intercambiadas en el mercado). En la época de Marx, el término fetiche se usaba principalmente en relación con las religiones animistas. Marx traslada el concepto de fetiche a los fenómenos de la economía política. En una sociedad productora de mercancías, estas aparentan tener una voluntad independiente de quienes la produjeron, es decir, fantasmagórica.[3] Es la ocultación de la explotación que es sujeto el proletario, al presentarse las mercancías ante los consumidores sin que ellos observen la explotación (plusvalía).[4]
En este fetichismo se percibe el valor económico como algo que surge y reside dentro de las mercancías mismas, y no de la serie de relaciones interpersonales que producen la mercancía y evolucionan su valor de cambio. El resultado es la apariencia de una relación directa entre las cosas y no entre las personas, lo cual significa que las cosas (en este caso, las mercancías) asumirían el papel subjetivo que corresponde a las personas (en este caso, los productores de mercancías) y las personas se "cosifican" como mercancías (fuerza de trabajo).[5]
Este fetichismo está relacionado con el concepto de alienación, donde el objeto “cobra vida” y ocupa el lugar del sujeto, siendo para los demás ajeno la relación del productor con el producto.
La cuestión del fetichismo fue ignorada durante mucho tiempo en el marxismo-leninismo, que se consideró un residuo idealista dentro de la concepción materialista y científica de la obra. Es a partir de György Lukács en la década de 1920 que el fetichismo comienza a ser objeto de atención. Fue más adelante con Alfred Sohn-Rethel cuando se comienzan a sentar las bases conceptuales del fetichismo de la teoría del valor.[5] Según Isaak Rubin, "la crítica económica de Marx consiste precisamente en su núcleo fundamental en el descubrimiento del carácter fetichista de la economía de mercado y, por extensión, de la economía capitalista".[8]Slavoj Žižek combinó la definición psicoanalítica de fetiche "para crear una teoría de la mercancía que utiliza la noción de fantasía para explicar su peculiar poder para engañar".[9][10] El fetichismo de la mercancía también es fundamental para la teoría de la sociedad del espectáculo de Guy Debord y la sociedad de consumo de Jean Baudrillard.[9]